lunes, 26 de enero de 2009

Lo que crees agradable

Día a día la sociedad va perdiendo el sentido común y la capacidad de razonar; hoy, son pocos los aficionados que motivan debates políticos, pero debates en serio. Hablo de aquellos que se juntan a pensar “de que manera se puede gobernar mejor este país, como se puede hace para mejorar el nivel de vida de las minorías, como mejorar el sistema educativo, como abolir la corrupción” hablo de aquellos a los que no les importa quien sea el que impulse ese cambio, sino que ese cambio se lleve a cabo. Y no me importa ni me avergüenza que me llamen inocente o ingenuo porque creo en esas intenciones, y creo que es posible, pero el problema es que este país, en esta parte del mundo, hay mucha más gente que cree que es más fácil llenarse los bolsillos durante cuatro años y huir con el botín, pues son aquellos, que tiene suficientemente rígida la cara para que no se les caiga de vergüenza, porque eso si que debería dar vergüenza.

Para la mayoría, el tema del día pasa por saber con quien discutió la modelo o vedette de moda; Moda tan efímera como el motivo de las discusiones que se plantean en esos programas de chimentos o en los Realiti shows; que producen los inescrupulosos y acaudalados empresarios de la caja boba, “lo que importa es la plata”.

La cultura, la formación de los pueblos, el valor de nuestra memoria, nuestra historia, la capacidad de razonar y debatir los temas que hacen a un país, “todo eso puede esperar”, “lo que importa es la plata pibe, la plata y los culos” esa es la mentalidad que forma la televisión argentina. Con una bizarra y escueta programación, falta de ideas, pero llena de banalidades, que nos acercan cada vez más a las bestias, forma también una sociedad ignorante y fofa, consumista, mediocre y conformista. El hombre argentino se siente patético porque en la tele todos están mejor que el, pero no tiene aspiraciones de superación, o si las tiene, nunca las lleva a cavo, pues, está muy ocupado mirando o hablando de gran Hermano o Tinelli, y no tiene tiempo para pesar en otras cosas.

“No hay tiempo para eso, eso no te va a dar de comer, pensar es un lujo, para los que tiene plata; Libros no alpargatas sí” esa es la idiosincrasia argentina. Por supuesto que con esto no quiero generalizar, hay acepciones, pero me estoy refiriendo a la gran masa asalariada o desocupada de la Argentina, que consume esa manera distorsionada de ver la realidad y eso le vasta para quedarse tranquilos, porque en definitiva, eso les hace la vida más fácil (o al menos eso es lo que creen)

En este mundo invertido, una modelo, vedette o jugador de fútbol de 1º cobra más que un medico de fronteras, o que una enfermera de un centro de salud, o incluso; que un profesor de la Universidad de Buenos Aires, que como bien es sabido; muchos trabajan Ad honore. Por no nombrar el ya conocidísimo caso de los maestros rurales y de comunidades aborígenes, a los que no se les paga más que el sueldo de director de escuela, en el mejor de los casos.

Seguramente algunos dirán que esto no guarda relación, ya que a los maestros y médicos les paga el Estado y a los futbolistas y modelos, los adornan firmas comerciales privadas, pero; ¿Porque no adornar también (en el buen sentido de la palabra), a los maestros y médicos de frontera? ¿No sería a caso una buena publicidad? Evidentemente, la humildad y la vocación social, no van de la mano con la publicidad comercial, o en otras palabras, “un maestro rural, no vende pibe”. Afirmación con la cual disiento profundamente.

Sin embargo, gran parte de este mundo (y cuando digo mundo me refiero a la gente que lo puebla) ve a las cosas solo por su aspecto físico, estético y lo que ellos creen que es agradable, cuan extraño es ver, que lo que creen agradable, es lo que cada vez más, se distancia de la forma real del ser humano y de una comunidad civilizada.