Que el termino no te confunda, no es un discurso de derecha, es justamente lo contrario, quiero expresar la idea de lo que realmente es el nacionalismo y porque hoy no funciona el modelo tradicional del amor por la Patria

No
voy a discutir el compartido anhelo de que nuestro pueblo valore más la historia de este país, también es algo en lo que pienso a menudo. Coincido en que el fútbol es hoy uno de los ámbitos donde más se identifica el pueblo con el sentir nacional. Pero no considero que eso sea nacionalismo, más bien es simplemente la posibilidad del ser humano de identificarse con alguien que está compitiendo y está representando a una sociedad, pero que ésta no lo representa, es decir, si la Argentina anda mal el las olimpiadas, eso quiere decir para el ciudadano promedio que “los deportistas que fuero a las olimpiadas son unos crotos” pero son pocos los que reconocen que detrás de eso, hay una falta de política de Estado -el cual es administrado por dirigentes que nosotros votamos-. Ahora si el deportista anda bien, entonces “somos unos capos los argentinos en el deporte, le rompimos el culo a todos”. En otras palabras, el sentimentalismo que se siente cuando se comparte una competencia es puramente instintivo, no tiene que ver con la razón, es pura pación y da lo mismo si es celeste y blanco o azul y amarillo. Podemos detestar o ignorar a todos nuestros representantes políticos, podemos pisotear nuestras costumbres y aborrecer nuestra forma vida, pero vamos a llorar por un gol de la selección porque el deporte, nos acerca más a los instintos naturales; es la oportunidad de burlarnos de un ingles o un mexicano, porque somos mejores que ellos en algo, aunque en materia social, educativa o política, estén mucho más avanzados que nosotros.

Por otro lado es cierto que ya nadie respeta los símbolos patrios y tampoco recuerdan las efemérides nacionales, a menudo nos tomamos un feriado y no sabemos ni por que fue, cual fue el prócer que murió en esta fecha y creo que eso obedece a tres cuestiones básicas:...

En primer lugar, la decadencia de la educación en todos sus niveles, la cual ha perdido valores, y hasta los educadores los han perdido. Pero no hablo solo de la escuela, la educación comienza en la casa y continúa en la escuela, pero permanece en la calle y también en los medios de comunicación, todos somos responsables de la educación de los chicos y adolescentes argentinos, por más que no seamos maestros o padres, porque ante todo, se aprende copiando y copiamos de lo que tenemos a mano.

Segundo; la globalización y la “teología” del consumo; hoy importa más lo material que lo sentimental, e importa más lo efímero que lo profundo, e la libertad personal que la social, porque de esa manera se provee al capitalismo de su mayor herramienta, el consumo, y los argentinos somos primeros en eso. Consumimos todo y no producimos casi nada, y lo que producimos lo vendemos afuera, porque en nuestro país compran las cosas importadas; no pensamos en fuentes de trabajo ni en el apoyo al país, solo pensamos en nuestro bienestar económico particular, como si estuviéramos apartados de este engranaje, es una cuestión de cultura capital impuesta desde los medios.

Tercero; el hecho de que la gente se está dando cuenta de que todo eso (la história oficial Argentina) era una gran mentira, y hasta no tener una nueva historia oficial, que reconozca los vicios del cuentito que nos narraban nuestras maestras, la gente no va a respetar ninguna fecha cuya procedencia sean los libros que catapultaron a Roca como el “gran presidente” y a San Martín como el patriota criado en España que vino a liberar su tierra, aquella de la que nada recordaba, o hasta nos decía que la recordaba, de tan patriota que era, y escondiéndonos su ascendencia aborigen. Esos mismos libros que siguen sosteniendo que Belgrano hizo la bandera celeste y blanca por el color del cielo y que omiten el asesinato de Mariano Moreno.

La gente ya no respeta esa historia depurada y dibujada, y en gran parte por eso no valora los sucesos que esta menciona. Ahora hay mucha información, y al alcance de todos, pero también esa información es manipulada.

El tema de los símbolos obedece a una cuestión de ejemplo, y a la falta de una correcta enseñanza. Quien va a respetar el himno Nacional si no sabe lo que costó y lo que este quiere decir, ¿Qué significan esas palabras? y sin ir más lejos; si le amputaron el 80% de su letra original, y la historia oficial dice que fue porque se perdió, cuando bien sabemos que existe y se puede conseguir muy fácil mente y que fue extraída porque resultaba ofensiva para España y Uruguay.

Los argentinos, somos orgullosos de serlo, pero nunca nos ha enorgullecido nuestra Argentina como Estado ni como Nación, nos enorgullece simplemente porque somos parte de ella y nuestras únicas historias dignas de orgullo fueron hazañas individuales o grupales, realizadas por otros Argentinos sin ningún tipo de apoyo del Estado, o muy escaso. En realidad es un orgullo ajeno el nuestro, porque nada hemos hecho para aportar a esa causa.

Si San Martín liberó a fuerza de espada tres países, más allá de cuales hayan sido sus razones, no fue con el apoyo de la junta de Gobierno. Gardel, Maradona, El Che, Favaloro y Fangio, no fueron tipos que triunfaron porque eran argentinos o tuvieran apoyo del Estado, ni de otros argentinos, ni se criaron en semilleros estatales; eran hombres fuera de serie, iluminados que surgieron de entre el montón.

Con la cantidad de recursos que tiene la Argentina no tenemos derecho a estar tan mal como estamos, y lo estamos porque nuestra idiosincrasia esta viciada desde el comienzo, y la corrupción no se da solo en la clase política. Entonces, si pretendemos sentir amor por este País en el que vivimos y que lentamente todos ayudamos a fundir, sin duda es necesario que nos mintamos mutuamente para creer que es mejor y así poderlo amar.

Creo que la idea del nacionalismo debe ser en realidad una manera de apuntalar los valores y la conducta del ser social, a los fines de no destruir las posibilidades de la comunidad futura, pero el amor por la patria en realidad, no debe ser amor a una bandera o un escudo, sino amor a una sociedad; la pasada, a la actual y a la futura, amor al propio ser humano, y en ese contexto, la función de la bandera es representar todo eso que es, nuestra gran comunidad de 60.000.000 de personas.

Nunca podemos tener respeto por la Patria si no respetamos antes a nuestros compatriotas, que en definitiva son la esencia de esa Patria. Por lo que si queremos que el argentino sea más nacionalista debemos pedir primero que quiera más y que piense más en sus hermanos argentinos. O de lo contrario estaríamos respetando solamente un pedazo de tela.

La practica de respetar los símbolos y fechas patrias hasta el punto del culto sin tener en cuenta el amor y la solidaridad con el compañero, termina siempre volcándose a dictaduras y movidas totalitaristas como el nazismo o el fascismo. Hoy después de haber aprendido de esa historia, no podemos hablar de nacionalismo, sin antes hablar de conciliación con el pueblo, y amor por el prójimo.